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13     LAS CASAS DE TAPIAL

esde la remota antigüedad la vivienda de nuestros pueblos fue de tapial, mortero hecho de tierra batida con agua y apisonada. Las más humildes y antiguas constaban de una única estancia, que servía para todo. Con dos partes, una para las personas y otra para los animales. Poco a poco fue separándose cada vez más la cuadra de la vivienda, y surgieron las habitaciones.


Casas bajas de tapial
Casas bajas de tapial en la calle del Bachiller Sansón Carrasco. Años cincuenta

En cuanto a la cocina, se dice que las más típicas y antiguas no tenían ni siquiera chimenea, por lo que el humo salía directamente por entre las tejas. Sí tenían el hogar sobre una plataforma de barro, y a su lado colgaban las tenazas para remover las brasas. Y en el fuego, las trébedes, sobre las que se colocaban las ollas.


Hogar con trébede

Esta vivienda tenía una sola planta y un pequeño patio o corral trasero, en el que se guardaban las propiedades de la familia y tal vez el ganado, un cerdo o unas gallinas o conejos. Estos básicos elementos constituía el autoabastecimiento de la unidad familiar en muchos pueblos manchegos.

Con el tiempo y las necesidades, las casas aumentaron de tamaño y ya se hicieron de dos plantas, pero siempre construidas a base de tapial hasta bien entrados los años cincuenta del pasado siglo. Luego comenzó a imponerse el ladrillo.


Casas de tapial
Casas de tapial

Lo primero era acarrear la grava, arena y piedras para construir los cimientos. Más tarde, y una vez construidos éstos, se procedía a acarrear la tierra para los tapiales.

Las tierras se amontonaban en una especie de parvones alargados en paralelo a los cimientos. Por lo general, tras un tiempo de reposo, en la parte alta de este parvón se practicaba una hendidura y se regaba, esperando unos días hasta que la tierra aún húmeda no se pegara a la pala. Era el momento de proceder al paleado. Comenzando por un extremo del parvón, se iba removiendo toda la tierra, procurando echar la palada de tal manera que la tierra rodase sobre la anterior y quedara bien suelta. De esta manera, estaba ya lista para echarla en los cajones de tapiar (encofrados de madera dispuestos sobre los cimientos y entre dos machones de yeso con piedra o cascote), apretándola después para darle consistencia con unos fuertes pisones de madera. Así se iba haciendo hasta completar toda una fila, y, una vez terminada, las siguientes hasta completar la altura, separadas por una tira de piedras, cascote o adobes. Cuando estos tapiales de unos 50 a 60 cm. de grosor se secaban totalmente, la pared resultaba de gran consistencia y proporciona al interior de las viviendas un formidable aislante, tanto contra el frío en invierno como del calor en verano.


Muro de tapial
Muro de tapial

Trebejos para hacer muros de tapial
Trebejos para hacer muros de tapial

Una vez terminados los tapiales, se planteaba el tejado. En lo alto del muro se colocaban los tirantes o grandes vigas de madera que, de una pared a la opuesta, soportaban el peso del armazón del tejado. Sobre los extremos de éstos se colocaban las tijeras, que en forma de “V” invertida, formaban las dos vertientes del tejado, juntándose en el centro sobre otro madero vertical. Antes de las tejas se colocaba un entramado de cuartones de madera y luego tablas o carrizos. Sobre este armazón se echaba el barro, y a continuación la teja.