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8     LAS ÓRDENES MILITARES

as órdenes militares eran instituciones religioso-militares que tenían por objeto la defensa de los ideales caballerescos y cristianos a través de la lucha armada contra los infieles. En España se fundaron las de Calatrava, Santiago, Alcántara y Montesa. Sólo las dos primeras, junto con la de San Juan (originada en Jerusalén) tuvieron grandes territorios en La Mancha.

Orden de Calatrava

El rey Alfonso VII en 1150 cedió la villa y la fortaleza de Calatrava al arzobispo de Toledo, encargando su defensa a los Caballeros Templarios.

A la muerte del rey Alfonso en 1158, los almohades se propusieron la reconquista de la villa. Ante tal amenaza los Caballeros Templarios la abandonaron, y Sancho III (hijo de Alfonso VII) convocó un Consejo de la Nobleza, promulgando que sería entregada en propiedad, junto con las tierras de los alrededores, al que decidiera defenderla.

Fue asignada a Don Raimundo Serrat, abad de Santa María de Fítero en Navarra, que organizó un ejército de unos veinte mil hombres. Y los árabes, ante tal ejército, desistieron de su empeño y la villa de Calatrava fue salvada.


Castillo de Calatrava la Nueva en Aldea del Rey
Sacro Convento y Fortaleza de Calatrava la Nueva

La Orden de Calatrava quedó constituida por numerosos caballeros de aquel formidable ejército, que tomaron las reglas de la Orden Cisterciense. Cuando muere el principal fundador, Fray Diego Velázquez, se produjo un enfrentamiento por el poder entre caballeros y monjes, y es entonces, en 1164, cuando nombran Maestre de la Orden a Don García y se convierten en milicia, siendo aprobadas sus reglas por el papa Alejandro III, reglas que fueron también aceptadas por otras órdenes de la Península.

A lo largo de los años, su admirable máquina de guerra supuso una continua ayuda para los reyes cristianos, reconquistando villas y fortalezas, con dominios inmensos. En Ciudad Real, en pleno corazón de La Mancha, la comarca tradicional de Campo de Calatrava ocupa parte de estos territorios que estuvieron bajo la influencia de la Orden. Doce son sus términos municipales: Aldea del Rey, Almagro, Ballesteros de Calatrava, Bolaños de Calatrava, Carrión de Calatrava, Granátula de Calatrava, Miguelturra, Pozuelo de Calatrava, Torralba de Calatrava, Valenzuela de Calatrava, Villanueva de San Carlos y Villar del Pozo.

El tiempo, que derroca las más altas torres, no dejó indemne a la Orden de Calatrava, que fue incorporada a la Corona por los Reyes Católicos.

Sí se alza aún, en Aldea del Rey, en la provincia de Ciudad Real, y sobre el cerro del Alacranejo, la imponente fortaleza de 46.000 metros cuadrados y triple muralla de Calatrava la Nueva, que fue cuartel general de la Orden hasta finales del siglo XVIII.

Orden de Santiago

La Orden de Santiago parece ser que tiene su inicio en el Reino de León, el 29 de julio de 1170, cuando dos linajes nobles, los Lara y los Castro, determinan dar fin a la vida licenciosa que habían llevado y a sus continuos enfrentamientos, aunque muchos han intentando vincularla a la victoria en la legendaria, mitificada y poco creíble batalla de Clavijo de 844. Adoptaron las reglas de San Agustín, confirmadas por el papa Alejandro III en 1175, que permitían practicar los votos de pobreza y castidad atenuados. El primer maestre fue el caballero leonés Pedro Fernández y nació para proteger a los peregrinos del Camino de Santiago y para luchar contra los musulmanes. Fue la más internacional de las órdenes castellanoleonesas; a los treinta años de su fundación se había extendido por Castilla, Aragón y Portugal, y tenía bienes en Francia, Flandes, Normandía e Inglaterra.

El patrimonio de la Orden de Santiago se formó durante el primer siglo de existencia, y, tras el avance de la frontera cristiana en tiempos de Fernando III, controló la extensa zona de pastos del ganado de la Mesta, convirtiéndose en la primera potencia económica de Castilla.

En una época de continuas luchas de los ejércitos cristianos contra los moros, la Orden de Caballería de Santiago siempre se encontraba en primera línea, siendo uno de sus principales feudos La Mancha.


Castillo del monasterio de Uclés en Cuenca
Monasterio de Uclés

La primera acción militar notoria en la que intervinieron fue en la toma de la ciudad de Cuenca, en 1177. Su contribución fue tan importante, que Alfonso VIII les donó algunos de los terrenos conquistados, y entre ellos Uclés, para que se establecieran allí y defendieran la frontera, siendo desde entonces la casa principal de la Orden. Asimismo les cedió Moya en 1211, a las que se unirían posteriormente Ossa de Montiel, Campo de Criptana, Pedro Muñoz, Montiel y Alhambra. La congregación prosperó, adquiriendo bienes y territorios y llegó a formar una especie de diócesis con capital en Uclés, cuyo prior tenía autoridad casi episcopal.

Orden de San Juan (de Malta)

Aproximadamente en el año 1048, un grupo de comerciantes de la ciudad italiana de Amalfi, se compadecieron de los peregrinos que acudían a Palestina para visitar los Santos Lugares y fundaron un hospital-albergue en Jerusalén. En la época de la primera Cruzada, la institución era dirigida por un monje benedictino conocido como beato Gerardo, que concibe la creación de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, confirmada en 1113 por el papa Pascual II, para el cuidado de los peregrinos. Pero pronto, su sucesor, un caballero provenzal llamado Raimundo del Puy la dotó de carácter militar.


Castillo de Krak de los Caballeros en Siria
Castillo del Krak de los Caballeros

Tuvo su primera sede en Jerusalén, haciéndose cargo en 1142 del impresionante castillo del Krak de los Caballeros, cerca de Trípoli, que convirtieron en una fortaleza inexpugnable. Tras la caída de Jerusalén en manos de Saladino en 1187, pasó a San Juan de Acre, en donde construyen un gran hospital. Una vez los cristianos fueron expulsados de Palestina (1291), pasaron al reino de Chipre y de ahí a la isla de Rodas, que conquistaron en 1310. En 1522, tras el asedio dirigido por Solimán el Magnífico, abandonan la isla y se asientan brevemente en Sicilia, hasta que el rey Carlos I, con el beneplácito del papa Clemente VII, les cedió la isla de Malta. De allí fueron expulsados en 1798 por Napoleón Bonaparte y, después de haber tenido sedes provisionales en Mesina, Catania y Ferrara, la orden se estableció finalmente en Roma en 1834, donde su sede goza del privilegio de la extraterritorialidad. En la actualidad, la orden, conocida como Orden de Malta, se dedica a tareas benéficas.

También en España tuvieron sus territorios, y en La Mancha los más nororientales de la provincia de Ciudad Real, el Campo de San Juan, desde Alcázar de San Juan hasta Ruidera.


La Prelatura Cluniense o Priorato de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa —las españolas—, fue creada por Su Santidad el papa Pío IX el 18 de noviembre de 1875.

El territorio de este Priorato, la provincia de Ciudad Real, formaba un «coto redondo», es decir, un territorio continuo, que sustituía a los diseminados por la geografía nacional y enclavados en distintas diócesis, en los que, antes, ejercían su jurisdicción las Órdenes Militares Españolas.

Gobernaba esta circunscripción un Prior nombrado por el Rey, que era investido del carácter episcopal, por nombramiento pontificio. El elegido debía ser miembro de una de las Órdenes Militares o ingresar en ella si no lo era. A partir del Concordato de 1953, el nombramiento del Obispo-Prior seguía el trámite común para todos los Obispos diocesanos españoles.


Santa Iglesia Prioral Basílica Catedral de las Órdenes Militares
Santa Iglesia Prioral Basílica Catedral de las Órdenes Militares de Nuestra Señora Santa María del Prado de Ciudad Real

El día 4 de febrero de 1980, por la Bula Constat Militarium, Su Santidad el Papa Juan Pablo II elevó a Diócesis, sufragánea de Toledo, la Prelatura Cluniense o Priorato de las Órdenes Militares. Le dio el nombre de Dioecesis Civitatis Regalensis. Y nombró como primer obispo al entonces Prelado Cluniense Mons. D. Rafael Torija de la Fuente, pero conservando el título de Prior de las Órdenes Militares por razones históricas y ya unido en adelante al de Obispo de Ciudad Real.

Es por eso que el obispo de Ciudad Real recibe honores militares en algunos actos dentro de la capital o cuando se traslada dentro de su jurisdicción a un lugar con destacamento militar.