QUIOSCOS DE AGUA DE CEBADA EN CHAMBERÍ

En la hoy glorieta de Bilbao estuvo la puerta de los Pozos de la Nieve, uno de los accesos del antiguo Madrid, y más allá el campo. Al lado, los pozos que la dieron nombre, que conservaban la nieve invernal traída desde la sierra para utilizarla en el verano. Los primeros aguaduchos se situaron por los alrededores, pues allí tenían su suministro fundamental, y sucesores de aquellos fueron los numerosos quioscos de horchata, granizado de limón y agua de cebada, todo en plan natural y artesano, que en el castizo Chamberí se plantaban por la primavera y el verano, hoy en franca decadencia si no extinguidos.
El agua de cebada, tan madrileña, es una infusión con malta (cebada tostada), a la que se añade azúcar o miel, se enfría y se le incorpora limón granizado, corteza de limón y un poco de canela
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