LAS FÁBRICAS DE ELECTRICIDAD DE CHAMBERÍ

Cuando en 1869 empieza a ponerse en práctica el llamado Plan Castro o Ensanche de Madrid, estaba previsto que en la parte más antigua y castiza del entonces arrabal de Chamberí, se ubicara una zona mixta de viviendas para las clases trabajadoras y de asentamiento fabril e industrial. Y así, en los albores de la aplicación del gran descubrimiento de la energía eléctrica, al principio sólo para alumbrado, surgieron por los alrededores algunas de aquellas pioneras y peculiares “fábricas de electricidad”, explotadas por empresarios particulares y siempre con carácter local.
En 1896 nació la Sociedad de Electricidad de Chamberí en la calle de Trafalgar, c/v a Palafox. Disponía de máquina de vapor y de tres dinamos de 150 CV de potencia para dar energía a cinco mil luces o más.
En 1897, la Sociedad de Tranvías de Madrid erigió una central eléctrica en la calle de Rodríguez San Pedro, junto a la cochera de tranvías que se extendía por la actual plaza del Conde del Valle Súchil.
En la esquina de la calle de Rodríguez San Pedro con Magallanes se encontraba la subestación de la Hidráulica Santillana, de 1902, que recibía la energía de la central de Navallar en el río Manzanares.
Antes, finalizando el siglo, la Compañía Eléctrica Madrileña de Alumbrado y Fuerza, con capital alemán, se había estableció en la gran manzana que forman las calles de Manuel Cortina, Manuel Silvela, Nicasio Gallego y Francisco de Rojas. Pasó rápidamente a poder de la Compañía General Madrileña de Electricidad, (La Madrileña), con capital totalmente español, y en 1912, junto con otras sociedades, a la se Unión Eléctrica Madrileña, que aquí, en Manuel Cortina, montó años después una enorme subestación gemela a la ya desmantelada de la calle de Alburquerque, esquina a Palafox
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