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65     FERIAS EN CRIPTANA

a población de Campo de Criptana es el resultado de la unión de cuatro pueblos más pequeños: Criptana (Chitrana), el Campo, Posadas Viejas y Villajos. El más antiguo de ellos, Villajos, se despobló a partir del siglo XII, y sobre su primitiva iglesia se levantó la ermita, centro del culto a la imagen del Cristo de Villajos, que Campo de Criptana adoptó por copatrono en decreto de 4 de agosto en 1669, y que celebró su fiesta en septiembre, en el mismo santuario, el domingo siguiente al día de la Exaltación de la Cruz. A ella concurrían muchas gentes de los pueblos vecinos, atraídos por la fama milagrosa de la imagen.


Antiguo Cristo de Villajos
Antigua imagen del Cristo de Villajos desaparecida en la Guerra Civil

A mediados del siglo XVIII, y a causa de las rencillas entre los habitantes de los pueblos de los alrededores, que pretendían la posesión de la imagen, principalmente los de Alcázar, el festejo pasó a celebrarse en la parroquia de Campo de Criptana. La rivalidad con los vecinos de Alcázar por la posesión de la imagen es legendaria, debido se dice a que fue esculpida por un vecino de este pueblo (la actual, posterior a la Guerra Civil de 1936, es del escultor valenciano Federico Zapater). El traslado del Cristo, según autorizó el Consejo Real de las Órdenes Militares, por estar enclavado el pueblo en el territorio de la de Santiago, debería hacerse el jueves inmediato al domingo de su fiesta. Éste es, pues, el origen del tradicional "jueves del Cristo".

La fiesta de la "octava", que ya se realizaba desde los primeros tiempos al domingo siguiente a la festividad del Cristo, continuó celebrándose en el santuario, no sin algún problema, como en 1790, en que hubo de suspenderse para evitar los alborotos que vecinos de Alcázar y de Herencia pretendían efectuar, y que de su trama tuvo conocimiento el Ayuntamiento, que presto distribuyó bandos de suspensión en Criptana, Alcázar, Herencia, Miguel Esteban, Quintanar, Puebla de Almuradiel, Villa de don Fadrique, Quero, Pedro Muñoz y El Toboso, donde se anunciaban penas de multa y cárcel a los que contradijeran la orden.


Santuario del Cristo de Villajos en 1917
Santuario del Cristo de Villajos en 1917

En 1889, la fiesta se cambió al 1 de septiembre como fecha inicial —eran cuatro días de feria—, pues "los adelantos modernos y la prosperidad vitícola de esta villa aconsejaban que la celebración cívico religiosa de su Santo Patrón se acomodase a la vendimia".

Antes la feria se hacia más o menos alrededor de la Plaza. En la calle de la Virgen ponían puestos de bisutería, baratijas y rifas o tómbolas de todo tipo. En la de Murcia, cacharros y sartenes, y también, muy solicitados por pastores y gañanes, los que vendían varas, campanillas y cencerros. No faltaban los puestos de cazuelas y lebrillos de barro, y era curioso cómo se afanaban las mujeres en buscar el que tuviera en el fondo la letra inicial de su propio nombre, ya que todos iban marcados con una.


Aspecto de la Plaza en otros tiempos
Aspecto de la Plaza en otros tiempos

En la Plaza se ponían los guarnicioneros, con arreos para las caballerías. En la plazoleta, al lado de la iglesia, los quincalleros, con sus muñecas de cartón y con sus puestos de golosinas y sencillos juguetes para los chicos, y acudían también aprendices locales de los ramos de carpintería y herrería, que ofrecían los típicos carros y galeras que todos tuvimos de pequeños, armarios, mesas, tabletes, carretillas..., o las badilas, tenazas y trébedes que compraban nuestras madres. Todo era fabricado fuera del horario de trabajo y servía para que obtuvieran unas pocas perras extras.


Galera de juguete
Carretón de juguete

Imprescindibles eran lo navajeros, los que vendías garrotas (fabricadas artesanalmente con varas de fresno) y las turroneras, hábiles éstas en el manejo de aquella especie de zorro, confeccionado con tiras de papel de seda enrolladas en una caña, que les servía para ahuyentar a moscas y mosquitos tan abundantes —aún más entonces— en nuestra tierra.

En la Tercia ponían los tiros, columpios y cosas de montar, y en el Pozo Hondo, el circo y más atracciones. No faltaban los conciertos de la Banda de Música, además de sus alegres dianas, y funciones de teatro o de revista en el Teatro Cervantes.


Caballitos en la Tercia
Caballitos en la Tercia

Cuando se podía —no siempre— se ofrecía alguna corrida de toros o novillos, como en 1912, que actuaron los matadores Adolfo Guerra y Machaquito; al día siguiente, los diestros Chicuelo y Algabeño II con otro valiente novillero, y el último día de feria, una gran becerrada para jóvenes aficionados de la localidad. O en 1916, que en el corral de Gavilla se instaló una plaza construida de madera, con el anillo de tapia, y torearon los hermanos Lalanda: Marcial y Pablo.


Los Lalanda
Pablo y Marcial Lalanda (primero a la izquierda y centro), con otros niños toreros en tiempos de su presentación en Criptana

En el Programa de Ferias de 1924, se anunciaban diversos concursos populares: carreras de cintas en bicicleta y burro, carreras de sacos, carreras a por la gallina con una mano atada a la espalda y chocolatada con bizcochos por parejas, pero con los ojos vendados. Eran los juegos habituales, además de la clásica cucaña.

También, cine al aire libre, el Circo Americano de Madrid, tres funciones nocturnas de zarzuela y dos a las seis de la tarde (las que se llamaban funciones vermouth) y torneo de football —así escribían entonces— con la Unión Criptanense F.C. y equipos de Alcázar, Herencia y Socuéllamos.


Programas de Feria de 1912 y 1929= width=
Antiguos Programas de Feria de 1912 y 1929

Las celebraciones religiosas se iniciaban con la traída del Cristo al pueblo el jueves anterior (con una semana por medio) al comienzo de las fiestas.

El 31 de agosto, por la noche, repique de campanas, solemne Tedeum a gran orquesta y procesión, seguida de fuegos artificiales en las eras del Pozo Hondo.

Todos los días, a las 9,30, había función al Santísimo Cristo de Villajos. El tercer día, ofertorio y subasta de objetos donados, y el último, a las 5 de la tarde, Santo Rosario y traslado de la imagen a su santuario.


Procesiones
Procesión de llevada del Cristo anterior a la Guerra Civil

Un personaje curioso y popular de las ferias de antaño —finales de ochocientos, principios de novecientos— era la Bonifacia. Esta mujer, que enviudó joven, y que destacaba por sus aires masculinos —le gustaba participar en las tertulias con los hombres, entre los que se identificaba como uno más—, era la que en la traída de la imagen del Cristo de Villajos portaba la "jineta", emblema de la Real Orden de Esclavitud del Santísimo Cristo de Villajos, que abría siempre la procesión y que después se utilizaba para recoger los donativos por la población. Años más tarde se abolió esta práctica.

En el día de la "octava" se acudía al santuario para celebrar una solemne Eucaristía. Se recorría la carreterilla polvorienta, pasando por la Poza y la pina cuesta de Villalgordo hasta que, entre olivares y viñas, se veía en la hondonada la ermita. Mucha gente de pueblos de los alrededores acudía la noche anterior, llevando sacos de paja para quedarse a dormir en el lugar. Existían grandes cuadras para las caballerías y salones donde la gente se organizaba para cenar, dormir y comer al día siguiente. Las mulas iban engalanadas, el ambiente era festivo, de romería, y tras una pequeña pólvora se hacía verbena hasta casi el amanecer.


La popular Bonifacia
La popular Bonifacia

La última Feria de este ciclo antiguo fue en 1935, pues hasta después de la Guerra Civil, en 1939, no se volvió a reanudar. En 1935 tuvo lugar la primera edición de la Vuelta Ciclista a España, y aquí ese año, como novedad, se celebró una carrera ciclista para aficionados de este deporte que empezaba a ser muy apreciado en todo el país.

La verbena, que empezaba siempre a las doce de la noche, se celebraba todos los días de feria en el Parque Cine Ideal, en la calle Veracruz, retiradas las butacas para que quedara un amplio salón de baile. Era muy concurrido y actuaban grandes orquestas. Pero no solo era eso, pues también en el Casino de la Concordia había grandes bailes de sociedad a las 12 de la mañana. Era el “baile del vermut”, y como se ve, ahora no se ha inventado nada.


Verbena 1948
La Orquesta Ritmo amenizando la verbena de la feria de 1948 en el Parque Cine Ideal

En nuestros días, mucha de la tradición sigue en vigor, y a pesar de los cambios habidos en el tiempo — 1956 fue el último año en el que la Feria se celebró en septiembre—, el primer jueves de agosto ("el jueves del Cristo") se trae la imagen del santuario al pueblo; el 23 tiene lugar una procesión, que abre las ferias y fiestas en su honor y que duran ahora hasta el 28; sigue solemnizándose "el día del Cristo", actualmente el 24, y el primer sábado de septiembre es el de llevada al santuario, celebrándose la octava por la noche con bailes y cantes populares, y el domingo por la mañana con una Función religiosa. Todo es motivo para que sigan acudiendo muchos devotos de los alrededores.


Cristo de Villajos
Imagen actual del Cristo de Villajos

Mis recuerdos de la Feria se remontan muy vagamente —debía ser muy pequeño— a los años de celebración en la Plaza, y todo porque un año montamos gratis mi hermano Valeriano y yo —los otros no habían nacido— en varias de las atracciones, ya que mi padre, de oficio transportista, las había traído en el camión al pueblo.


Recuerdos de la Feria en la Plaza
Recuerdos de la Feria en la Plaza

Después, como ya se sabe, a partir de 1951 empezó a montarse en el Parque, época que todos añoramos por el entorno y la cercanía, pero que se iba quedando pequeño para las necesidades actuales, motivo por lo que en 1998 se inauguró el nuevo Recinto Ferial a la salida del pueblo, en la carretera de Alcázar.


Parque Municipal
El antiguo Parque Municipal

Bar Eugenio en la Feria
Eugenio Jiménez en el Bar Eugenio instalado en el Parque en 1951, primer año en el que allí se celebró la Feria

La "pólvora" se siguió realizando en la Plaza, y no fue hasta 1957 cuando también se llevó por las cercanías del Parque, por detrás de la desaparecida bodega de Ludeña. Ese año trajeron un toro de fuego y fue un desastre. Las gentes —muchas de edad avanzada— no lo esperaban y fueron arrolladas en el alboroto que se creó, agravado por el mal estado del terreno, casi barbecho. Pudo ocurrir una tragedia.


Toro de fuego
Aquel toro de fuego del año 57

Los días de feria eran antes cuatro, y en el último se llevaban por la tarde al Cristo. Para la gente menuda y para los feriantes era un día perdido, como un día menos. Por eso, llegó un año que la feria se anunció con cinco días, precisamente para resarcirnos —supongo— de tal perdida, e incluso después, como es notorio, se desplazó la fecha del traslado de la imagen para más tarde.

El ambiente de feria empezaba con la llegada del Cristo, el Pregón y la presentación de la reina y sus damas de honor en el recinto de la verbena. Pero ya durante meses antes, los chicos ahorrábamos y hacíamos cábalas con las veces que podríamos "montar" en las diversas atracciones y en el presupuesto que reuniríamos para cada uno de los días, contando con lo que nos daban en casa, en la de los abuelos o en la de algunos tíos. Cálculos que casi siempre se venían abajo porque de año en año aumentaban los precios de cada uno de los viajes.

El 23 por la noche, tras el "cobetazo" en el balcón del Ayuntamiento y con las calles radiantes por los cientos de guirnaldas de bombillas, todo el pueblo bajaba al parque con la comitiva oficial (con los años, se incorporó también el paso de carrozas y desfile de las peñas), al son de alegres pasodobles y pasacalles interpretados por la Banda de Música. Y después de quedarnos embobados y expresar con admirativos "¡oooooh!" cada una de las explosiones de luz de la pólvora o el estruendo de la traca final, pasábamos a la otra ascua de potentísima luz que constituía el ferial, para ver lo que habían instalado ese año y hacer los primeros "viajes".


¡La pólvora!
¡Oooooh! ¡Oooooh! ¡Oooooh!

Feria en el parque
Entrada a la Feria en 1970

Feria en el parque
Entrada desde el Tumbillo a la antigua Feria en el Parque

Era difícil elegir ante tal cúmulo de cosas alrededor del parque: los primitivos columpios movidos a fuerza de impulsos (las Barcas) con su no menos primitivo freno (un tablón en el suelo que mediante un rústico artilugio rozaba con la barca y provocaba su desaceleración y bloqueo), el Tiovivo, los Caballitos, las Voladoras, la Noria, el Látigo, el Tren de la Bruja (el Trenillo), que quitándole la escoba tenías derecho a un vale para montar de nuevo, o la Ola, con sus cubos que giraban dando vueltas y más vueltas. La primera vez que vinieron los Autos de Choque causaron sensación, y arrasaron en las preferencias de chicos y grandes. Otro gran impacto fue el Vaivén, con su continuo ir y venir que provocaba que a las chicas se les subieran las faldas.

Las Barcas
Las Barcas. ¡Poco gasto de luz tenían!

caballitos
Caballitos. Era una de las atracciones tipo Carrusel o Tiovivo. Aquí los "asientos" se desplazaban mecánicamente
hacia arriba y hacia abajo para simular el galope de los caballos.

Cochecitos
Cochecitos (Baby). Carrusel con coches o vehículos de todo tipo que se fueron modernizando con los años (Autopistas)

Voladoras
Las Voladoras. Surcando los aires de Criptana

La Noria
La Noria. Había que esperar a que se llenaran todos los cangilones o cabinas para que iniciara su funcionamiento, y era casi
un placer que tal espera se realizara cuando estabas en la parte de arriba para poder contemplar el pueblo a vista de pájaro

El Látigo
El Látigo. En los tramos rectos no pasaba nada, pero al llegar a las curvas alcanzaba una velocidad de vértigo.

El Tren de la Bruja
El Tren de la Bruja (el Trenillo, decíamos en Criptana) era una atracción mítica. La bruja pegaba fuerte con la escoba y
salía cuando menos la esperabas. Lo peor era estar un rato sin verla y que tocara entrar en el terrorífico tunel oscuro

El Tren de la Bruja
Intentar quitar la escoba a la bruja tenía su castigo, pues se cebaba contigo a escobazos, pero si lo
conseguías había premio, un vale para montar de nuevo

La Ola
La Ola. Carrusel con la plataforma girando haciendo el movimiento de las olas y con algunos cubos que rotaban
vertiginosamente. Y como añadido había que conseguir darle un manotazo a un balón que colgaba del techo

Autos de Choque
Los Autos o Coches de Choque. ¡Crash! ¡Boom! ¡Cataplum!

Vaivén
Vaivén. Era la versión primitiva del Barco Pirata y más emocionante por su escasa protección

Aviones
Aviones. Alta tecnología en aquellos tiempos. Con la entonces mi novia Trini Ossorio

No faltaban las casetas de tiro con sus escopetas de aire comprimido con la mira trucada, para disparar a boletas gordas de anís, chicles Bazoka, cigarrillos prendidos en palillos mondadientes, botellitas miniatura de licores o, en el colmo de la tecnología punta de entonces, sobre un botón resorte, que si acertabas producía una fotografía instantánea o te dispensaba, mediante un artilugio, una copita de jerez.


Caseta de tiro
Caseta de tiro. ¡Fallas más que la escopeta del Feliso!

¡Que sale el pajarito!
Mis amigos Pepe Sánchez Olivares (Pepe Bolita), Santiago Sánchez-Manjavacas y Josemaría García-Casarrubios
con el menda lerenda. ¡Parecemos una banda de mafiosos!


Caseta de tiro
Sigue el buen tino. Aquí con mi novia Trini Ossorio ¿¡Se puede estar más guapa!?

Las tómbolas con su música jaranera y la clásica verborrea atronaban el espacio ("La que siempre toca, si no un pito una pelota"). Célebre fue el año de las "chochonas", y no menos recordados los años que asociaciones femeninas parroquiales, creo que de Acción Católica, y posiblemente también estuviera implicada la Sección Femenina, de la Falange, se embarcaron en la tarea de montar su propia tómbola en beneficio de los pobres, con un premio especial: muñecas, muñecas y más muñecas, que todas las chicas y mujeres del pueblo se habían previamente encargado de vestir, cada una de la mejor manera que pudo, y siempre tratando, sin duda, de ser la que mejor lo hiciera.


Las tómbolas
Las tómbolas

Tómbola parroquial
1962. Tómbola parroquial. En el centro, el cura párroco don Gregorio Bermejo López

Existieron, ya de capa caída por los años 60, unos misteriosos barracones o carpas que tuvieron su éxito en tiempos pasados y en las que al grito de “¡Pasen y vean!” exhibían rarezas de la naturaleza como la mujer barbuda, la mujer araña, el hombre sin tronco, el hombre elefante, el hombre serpiente, gigantes enormes, enanos diminutos, siameses, personas o animales con malformaciones... Parte de lo se presentaba era real, pero la mayoría una patraña que conseguía engañar a los incautos espectadores con efectos ópticos.


¡Pasen y vean!
¡Pasen y vean!

El circo Eduardini y el Europa eran habituales por aquellos años, y también el Teatro Chino de Manolita Chen, aunque éste traía espectáculos más bien de tipo folclórico con grandes artistas de la copla, y por los años del "destape" de incipientes exhibiciones eróticas.


Eduardini
Eduardini y sus enanitos, luego integrantes de la troupe del Bombero Torero

Teatro Chino de Manolita Chen
El Teatro Chino de Manolita Chen

Impensable una feria sin las berenjenas de Almagro y sin los puestos de las siempre riquísimas patatas fritas, o de camarones ("al rico camarón, que se come la cabeza, la colita y to"), "helaetes" y horchata, polos, chufas, cocos, "alcahuetas" y, por supuesto, de turrón, duro o blando, en pastillas o en bloques, y con surtidos de peladillas, orejones y todo tipo de frutas escarchadas, además de inmensas garrotas de caramelo, y todos ellos con aquellas curiosas hélices de papel con "liga" colgando del techo en las que se quedaban atrapadas las moscas.


Berengenas de Almagro
Berengenas de Almagro en la antigua Feria en el Parque

Camarones
¡Al rico camarón...!


Chufas, coco y patatas fritas
"Chufas, coco y patatas fritas, indispensables en la Feria

Puesto de turrón
"Puesto de turrón

Anita La Turronera, fue un personaje muy querido en nuestro pueblo. Cada feria levantaba su cuarto de madera, lleno de luz, en el paseo del Parque. Pero no era feriante de paso; ella se quedaba hasta después de Navidad, y la veíamos luego, envuelta en su luto y en compañía de su hija, en la calle de la Virgen, sentadas a orillas de un carrito plano, y después, con el frío, en la esquina de la Casa del Conde.


Anita La Turronera
Anita La Turronera

Confitería Niño
También Licerio, de la Confitería Niño de la calle Castillo, instalaba puesto en la Feria

Algodón dulce
La modernidad de aquellos años fue la aparición del algodón dulce, blanco o de color añadiendo una esencia al azúcar

Durante años, la Filarmónica Beethoven dio sus conciertos de feria en el Parque, y para ello se construyó una plataforma elevada en la plazoleta en la que luego se erigió una fuente, pero pronto se desistió por el ruido del ambiente que impedía la buena audición. Por las noches, este estrado se empleaba para otro tipo de actuaciones, muchas veces de grupos de coros y bailes regionales. Ahora con la renovación del Parque, dedicado al músico Luis Cobos, todo ha cambiado y por allí se ha colocado el antiguo Quiosco de la Música que en su día estuvo en la Plaza.

Muchos de los músicos hacían doblete, y con otros grupos de bandas de tambores y los "Gigantes y Cabezudos" (se trajeron los primeros en 1944), daban sus alegres dianas mañaneras.


Gigantes y Cabezudos
Grupo de músicos de la Filarmónica Beethoven con los Gigantes y Cabezudos y policias añadiéndose a la foto

Había mucha afición al ciclismo entonces, primero por el buen hacer y la clase de corredores como Eugenio Jiménez o Moisés Rubio Perreta, que obtuvieron muchos triunfos a nivel regional, y seguidamente por el entusiasmo que despertó la consagración nacional e internacional de Fernando Manzaneque (su primer mentor, patrocinador, apoderado, consejero y siempre amigo fue precisamente Eugenio Jimenez) y luego de su hermano Jesús. También descollaron, entre otros, Carreño, Santiago Ortiz, Cecilio (el de los Manolis) o Manolo Quintanar Boletas.


Eugenio Jiménez
1949. Eugenio Jiménez llegando en una prueba ciclista al Tumbillo

Santiago Ortiz, Perreta y Eugenio Jiménez
Año 1949. Santiago Ortiz, Moisés Rubio Perreta y Eugenio Jiménez

Manzaneque y Perreta
Año 1951. En el centro, Fernando Manzaneque, Eugenio Jiménez (de paisano y con gafas) y Moisés Rubio Perreta

Perreta
Moisés Rubio Perreta

Viejas glorias locales del ciclismo
Santiago Ortiz, Vicente Merino y Manuel Quintanar Boletas en la pista alrededor del campo de fútbol Agustín de la Fuente

Jesús Manzaneque y Manuel Quintanar (Boletas)
Jesús Manzaneque y Manuel Quintanar Boletas. Un descanso en el entrenamiento

1950. Cartel carrera ciclista
1950. Cartel carrera ciclista

Cartel carrera ciclista
Cartel carrera ciclista en homenaje a Fernando Manzaneque Nando

Fernando Manzaneque
Fernando Manzaneque

El año 1958 fue glorioso para Fernando —Nando, como le decíamos aquí—, con su tercer puesto en la Vuelta a España y primer español en la clasificación general, tras el francés Jean Stablinski y el italiano Pasquale Fornara. Corredores españoles tan prestigiosos como Bahamontes (al año siguiente ganaría el Tour de Francia) y Loroño sólo lograron los puestos sexto y octavo. Acabada la carrera, disputada entre el 30 de abril y el 15 de mayo entre Bilbao y Madrid, absolutamente "todo el pueblo", con sus autoridades a la cabeza, familia, novia y Banda de Música, esperó en la estación su llegada a las doce de la noche en el "Cartagena", para recibirlo como se merecía. La locura fue colectiva cuando apareció Manzaneque en la puerta abierta del vagón con su bicicleta, flanqueado por su inseparable Eugenio Jiménez y el alcalde José González Lara, y la banda inició el Himno Nacional. Fue indescriptible; a nadie se había recibido nunca en Criptana de tal manera. Hasta el tren lo homenajeó parando cinco minutos y tocando repetidamente el pito. El tremendo gentío ocupaba toda la estación, llegaba hasta las Bodegas Criptana y, por el paseo de la Estación, rebasaba las bodegas de Esteso y de Simó y casi llegaba a las puertas del campo de fútbol Agustín de la Fuente. Ante tal aglomeración, apenas si pudo la comitiva ponerse en marcha hacia el pueblo, al son de alegres pasacalles y siempre entre vítores y aplausos. Entre los más entusiastas estaba Ramonín, personaje muy popular por aquellos años, que subió la bicicleta en volandas, y ya en la iglesia del Convento (faltaban unos días para la inauguración de la iglesia parroquial de la Plaza) entró con ella gateando de rodillas. Allí Fernando ofreció a la Virgen de Criptana (desde el día de su fiesta, el Lunes de Pascua, se encontraba en el pueblo como todos los años) el ramo de flores con el que se le había obsequiado.


Fernando Manzaneque
Fernando Manzaneque en la Vuelta a España de 1958, después de recibir el maillot de líder.
A su izquierda Eugenio Jiménez y Bernardo Ruiz

No había feria y muchos domingos del final del verano en los que no se celebrara un critérium ciclista en la pista de ceniza que se montó alrededor del campo de fútbol, y con los servicios de megafonía —eran muy importantes para el desarrollo de las diversas pruebas— de Ramírez. Por allí pasaron los mejores corredores del momento, y espectacular fue el de aquel año triunfal de Fernando, con todo su equipo, el Faema, al completo: Bernardo Ruiz, Botella, Marigil, Suárez... Cuando ya declinaba Fernando, después de dejar su nombre grabado en los ventisqueros del Mediodía francés en sus célebres escapadas en solitario en el Tour, vino Jesús, más estilista y especialista en las carreras contra reloj (se habló de él incluso para que atacara el "record de la hora"), que nos deparó días de gloria, y que fue uno de los habituales en las famosas "Rutas del vino", que creó, dirigió y puso alma y vida Eugenio Jiménez.


Fernando manzaneque
Tour de Francia de 1963. Etapa 16 entre Grenoble y Val D´Isere ganada por Fernando Manzaneque

Fernando Manzaneque
Fernando Manzaneque

Jesús Manzaneque
Jesús Manzaneque

Jesús Manzaneque
Jesús Manzaneque ganador de las Rutas del Vino 1968

Rutas del Vino
Equipo en torno a Eugenio Jiménez organizador de las Rutas del Vino

Criptana es uno de los pueblos con más solera futbolística, pues ya en el año 1925 se creó la Sociedad Unión Criptanense por un grupo de estudiantes —era el equipo de los ricos—, que jugaba en el mismo sitio donde está el campo actual. La primera directiva estaba formada por Santos Ortiz, de presidente, junto a Agustín Pradillo y Feliciano León (Tito), que eran jugadores. Luego, en 1933, se unió a otro equipo, el Club Deportivo —el de los pobres—, para formar el C.D. Unión Criptanense. El Deportivo jugaba en un solar —el "Campo de las tablas"— en el mismo paseo de la Estación, un poco más arriba, en la entonces era de don Ramón y ahora lateral derecho del Parque (bajando), llamado así porque estaba vallado por infinidad de tablas de los desbrozos de una serrería de unos industriales de Cuenca que en el pueblo se asentaron.


Campo de Deportes Agustín de la Fuente
El Campo de Deportes Agustín de la Fuente actual por la calle de Antonio Espín

Programa de mano de un partido de la Unión Criptanense en 1926
Programa de mano de un partido de la Unión Criptanense en 1926

Feliciano León, entonces estudiante de Medicina en Madrid, convenció a un grupo de compañeros suyos en la Facultad y muy buenos futbolistas a venir a jugar a Criptana, formándose un equipo de fábula, que arrastró a medio pueblo, si no entero, a ir al campo para verlos jugar: Faez, que fue medio novio de mi tía Laura, hacía famosa pareja y muy compenetrada con Meredit; Mendoza, un defensa extraordinario, y sobre todo los hermanos De la Fuente Chaos, Agustín y Alfonso, que se casaron con muchachas de Criptana y eran casi como del pueblo. Los dos habían sido jugadores del Atlético de Madrid, Agustín de 1928 a 1931 y Alfonso de 1929 a 1930. A ellos se añadían chicos de Criptana como Carnemicho, que tuvo carnicería en la calle Castillo, o Fernando Alarcón, que jugaba de medio centro y era muy noble en el juego pese a que intimidaba a los contrarios por su impresionante planta de atleta (practicaba infinidad de deportes y en todos era bueno). Tanto Feliciano León como Fernando Alarcón fueron luego alcaldes en Criptana.


Feliciano León y los De la Fuente Chaos
Feliciano León Rodríguez, Agustín de la Fuente Chaos y Alfonso de la Fuente Chaos

Volviendo a los De la Fuente Chaos, Agustín murió muy joven, arrollado por un tranvía cuando iba, por fuera, en el pescante de otro (el campo de futbol lleva su nombre y también la avenida que desde el Tumbillo llega a la Estación), y Alfonso llegó a ser médico de prestigio, catedrático y, en otra faceta, presidente de la Real Federación Española de Fútbol entre 1956 y 1960. Posiblemente a él se deba que el Real Madrid al completo viniera a nuestro pueblo el 25 de agosto1957, en Feria —ya lo había hecho en la de 1943—, para deleite de los aficionados locales. Aquel equipo fabuloso de Di Stéfano, ganó, claro, por goleada, 2 a 10, a la Unión Criptanense, reforzado el equipo con otros jugadores de la provincia, pero fuimos nosotros los que marcamos el primer gol, con delirio y aplauso interminable de los espectadores. Parece ser que en el fichaje de Di Stéfano por el Real Madrid y no por el Barcelona tuvo mucho que ver la postura de la Federación de Fútbol y en concreto la de Alfonso de la Fuente. Santiago Bernabéu debía un favor a éste, que fue pagado trayendo al Real Madrid a Criptana.


El Real Madrid en Criptana. 1943
Equipo de Real Madrid que nos visitó en 1943

El Real Madrid en Criptana
El Real Madrid en Criptana, en los prolegómenos del partido con la Unión Criptanense en la Feria de 1957

El Real Madrid en Criptana
El Real Madrid en Criptana. Saludos y sorteo de campo

El Real Madrid en Criptana
Alfonso de la Fuente Chaos saludando a la plantilla del Real Madrid

El Real Madrid en Criptana
Ronda de saludos a Alfredo Di Stéfano

El Real Madrid en Criptana
El Real Madrid en Criptana. Reseña del partido en el ABC

El Real Madrid en Criptana
Cartel del encuentro del Real Madrid con la Unión Criptanense en la Feria de 1957

El Real Madrid en Criptana
Otro csrtel del evento

El Atlético de Madrid también nos visitó en 1944, y el Rayo Vallecano en 1953. Éstos son algunos de los más prestigiosos, pero siempre se han organizado torneos con los mejores equipos provinciales o regionales, además del concurso antaño de los otros equipos locales; la Bomba y los Molinos, cuyos equipos de viejas glorias no se andaban remisos nunca para volver a vestirse de corto cuando la ocasión lo merecía.


Atlético de Madrid en Criptana
Programa de mano para el encuentro del Atlético de Madrid con la Unión Criptanense en la Feria de 1944

El mejor futbolista que ha dado Criptana, sin lugar a dudas, ha sido Lorenzo Muñoz-Quirós de la Guía Birrí, que jugó antes y después de la guerra, y que fichó por el Real Madrid en 1942. Son igualmente muy recordados: Mundo, con la misma planta que Ramallet, el mítico portero del Barcelona; Juanje y Perico, también cancerberos; los hermanos Nieto Barrilero (los Machotas), Ignacio Olivares, Pinorra, Caneco, Palop, El Pregonero, Amaro, Benja, Vicente Martín (el menor de los Manolillos), Olmedo, jugador finísimo que recordaba a Luís Suárez; el hermano pequeño de éste —claro—, Olmedete; Pachichi Cruz, el otro Pachichi (Utrilla) que fue policía, hermanastro de Chema Beltrán, que también jugó; Juan Lorenzo, Campos, Julián Bustamante (Colodra), Rubisa, de prodigiosa técnica y que pudo llegar a ser figura; Ángel Arteaga El Guinda, Luis de la Guía, El Jaro la Hormiga, Verdú, Parreño, José Luis Gómez (Piel de Coco)... Y muchos otros más actuales.


Birri
Lorenzo Muñoz-Quirós de la Guía Birri, el mejor jugador de Criptana, que fichó por el Real Madrid en 1942

C.D. Nacional
La Guerra Civil supuso el fin de muchas cosas y entre ellas la desaparición de la Unión Criptanense. Pasados unos años de la contienda se creó el Club Deportivo
Nacional, que jugó en competiciones y torneos regionales. Poco se sabe de él, salvo por algunas fotografías como ésta, coloreada, en la que aparecen míticos
jugadores como Mundo, Guinda, Pregonero, Rametes, Mariano, Pinorra, Pachichi, Los Machotas, Eusebio e Ignacio Olivares,
que luego fueron la base de una refundada Unión Criptanense en 1951

Unión Criptanense. Años 50
Unión Criptanense. Años 50

Union Criptanense. Años 50
La Unión Criptanense. Años 50

Unión Criptanense. Años 50
Otra formación de la Unión Criptanense. Años 50

Unión Criptanense. Años 50
Juan Jesús Gómez Juanje

Unión Criptanense. Años 60
Memoria histórica de la Unión Criptanense. Años 60

Unión Criptanense
Otra alineación histórica de la Unión Criptanense

Mi cuñado Amadeo Ossorio tuvo su gloria en la Unión Criptanense allá por los años 60, y muchos aún lo mencionan; luego jugó en el Manchego de Ciudad Real. Pablo, su hermano, de igual forma apuntaba maneras, pero no pasó de los equipos juveniles. El tío de mi mujer, Feliciano León, jugador y fundador del club, luego fue presidente de Manchego.


Unión Criptanense. 1962
La Unión Criptanense en 1962. De izquierda a derecha: Olmedo, Victoriano Escribano, Juan Lorenzo, Angel Arteaga El Guinda, Andrés Reillo,
Vicente Hernández El Jaro la Hormiga, Patricio Cruz Pachichi, José Lucas, Pedro Novillos, Amadeo Osorio (mi cuñado), Manuel López de la Rica Rubisa,
Luis de la Guía, Campos, y el portero, que no era de Criptana. Agachados: Francisco Carramolino Amorrortu con el botiquín y Jesús Lucerón El Moro

Amadeo Ossorio en la Unión Criptanense
Mi cuñado Amadeo Ossorio (agachado, en el centro) en la Unión Criptanese

Amadeo Ossorio en la Unión Criptanense
Otra más de Amadeo Ossorio (agachado, segundo por la izquierda) en la Unión Criptanese


Unión Criptanense
Y otra histórica...


Himno de la Unión Criptanense

EL C.D. Unión Criptanense estuvo en tercera división en la temporada 89-90; antes jugó el ascenso a dicha categoría en las temporadas 87-88 y 88-89. La siguiente campaña descendió y ya no se pudo subir hasta 2007. Con tal motivo, se renovó el césped artificial del campo, el Agustín de la Fuente, y alguna de sus instalaciones. Permaneció en esta categoría las cuatro temporadas siguientes y descendió a categoría Preferente (Autonómica) en la temporada 2010-11.


Veteranos Unión Criptanense
Partido con veteranos de la Unión Criptanense

Unión Criptanense
¡A por ellos! ¡Aupa Unión Criptanense!

La fiesta de los toros es una de las asignaturas suspensas en Criptana por la falta de una buena plaza. Se ha subsanado con portátiles, pero su montaje y la organización de espectáculos ha dependido las más de las veces de la existencia o no de algún torero local que actuara como reclamo: Honorio Cruz, Jorge Fuentes, Rafael Castellanos… Cuando se han celebrado festejos, pocas veces lo han sido de corridas de toros; generalmente, una aseada novillada (a veces mixta), una corrida de rejones y la charlotada.


Toreros de Criptana
Honorio Cruz allá por los años 60. Jorge Fuentes, novillero y subalterno de lujo. Rafael Castellanos, fina estampa torera

Toros de Criptana
Mediados de los años 50. Plaza de toros portátil montada en los alrededores de la antigua Bodega de Ludeña. Como se ve,
no podía ser más rudimentaria. Parece ser que era una charlotada, y alguien incluso pretendió torear subido a una moto

Tros de Criptana
En esta otra fotografía, son los mulilleros los que esperan para el arrastre de algún toro o novillo

En 1955, por primera vez el Ayuntamiento nombró una Comisión de Fiestas, con determinadas condiciones y autónoma (a pérdidas y ganancias). Todo parecía muy bien, pero los gastos fueron enormemente superiores a los ingresos. Para resarcirse en parte, mi suegro, Sotero Ossorio, que pertenecía a tal comisión, organizó un festejo taurino para el día de la Virgen del Pilar, después de la vendimia y casi en el límite de la temporada taurina. Durante una época Ossorio, que siempre estuvo dentro del mundillo de los toros, fue apoderado del gaditano Carlos Corbacho, paisano suyo, de La Línea de la Concepción, que se retiró tras una terrible cornada por la que tuvieron que amputarle una pierna, y luego, durante más tiempo, del catalán Joaquín Bernadó, que tomó la alternativa en Castellón el 4 de marzo de 1956 de manos de Antonio Bienvenida. Pero sobre todo era amigo de los Ordóñez. Y aquí trajo a tres de ellos: Antonio, Pepe y Alfonso, en festival supervisado por Victoriano Valencia. Fue una ruina que se sumaba a la anterior, ya que se tuvo que suspender antes del comienzo por una tormenta con aguacero impresionante. Aunque los Ordóñez vinieron gratis, costó el transporte de los toros, hubo que pagar el alquiler de la plaza portátil y a las cuadrillas y correr, naturalmente, con todos los gastos, incluida la comida de agasajo a los toreros.


Sotero Ossorio
Mi suegro Sotero Ossorio

A mi suegro ya no le quedaron ganas de organizar nada, incluso se vio abandonado por el resto de la Comisión de Fiestas, y como firmante de todos los documentos del festival taurino tuvo que apechugar con el marrón. Pidió un préstamo en el Instituto Nacional de Previsión, donde trabajaba en Alcázar, y le estuvieron descontando de la nómina casi hasta que murió.


Festival taurino en Criptana


La amistad con los Ordóñez venía de varias circunstancias: el padre, Cayetano Ordóñez Aguilera, El Niño de la Palma, era natural de Ronda (Málaga), y de allí era la madre de Ossorio, pero, además, Cayetano se fue a vivir de pequeño a La Línea, el pueblo de mi suegro, y ambas familias se conocían. Este conocimiento derivó en amistad cuando Sotero fue trasladado en el trabajo a Madrid. Allí permanecieron los Ossorio Badía desde 1946 a 1954 viviendo en el barrio de Salamanca, en la calle Maiquez nº 36 (28 actual), 2º derecha, vecinos precisamente de los Ordóñez, en el 1º izquierda, y a pocos pasos de la avenida de Felipe II, antesala hasta 1934 de la antigua Plaza de Toros y hoy del Palacio de los Deportes. En ese piso vivía Consuelo Araujo, la madre de los Ordóñez, ya separada de su marido, con sus cinco hijos varones y la única niña, Ana Mari, con cuya pandilla de amigas salía la mayor de los Ossorio, Panchi, e igualmente lo hacía Amadeo, el mayor de los chicos, con el menor de los Ordóñez, Alfonso. Las dos familias paseaban muchas veces juntas, se sentaban en una terraza o asistían a fiestas familiares, como la del bautizo de mi mujer Trini y la de su gemela Pili en la cercana Iglesia de Ntra. Sra. de Covadonga de la plaza de Manuel Becerra.


 consuelo Araujo y El Niño de la Palma
Consuelo Araujo (la actriz Consuelo Reyes en películas de cine mudo) y Cayetano Ordóñez Aguilera en el piso de la C/ Maiquez

En uno de aquellos paseos por los alrededores con las gemelas en sus carritos, se encontraron un bulto recostado a una de las tapias de la vieja Maternidad de O’ Donnell, y al acercarse, comprobaron que se movía ligeramente y que de él salían unos gemidos. Era una niña recién nacida allí abandonada, que intentaron —igual daba criar a dos que a tres, pensaron—, pero no pudieron quedarse.


Maiquez
En esta casa de la calle Maiquez, en Madrid, vivió mi mujer con sus padres
y hermanos, los Ossorio Badía, teniendo de vecinos a los Ordóñez

Cuando Antonio Ordóñez sufrió una grave cornada el 18 de junio de 1952 en Madrid, en la Corrida de Beneficencia, Sotero y Amadeo estuvieron toda la noche en el hospital, junto a la familia, el mozo de espadas Mascachicles y toda la cuadrilla. El traje era de blanco y oro y estaba allí, en una silla, todo lleno de sangre.


Cuando Cayetano Ordóñez Aguilera, El Niño de la Palma, tomó la alternativa en 1925, puso los primeros cimientos de la que sería mítica dinastía. Su amigo y biógrafo, el escritor Ernest Hemingway fue su gran publicista.


Los Ordoñez
Niño de la Palma, Hemingway y Antonio Ordóñez en la plaza de toros de Ronda

Todos los hijos fueron toreros. Cayetano, el mayor, también como su padre Niño de la Palma, tomó la alternativa en 1.946 y toreó hasta 1956.

Juan, Juan de la Palma, comenzó como novillero, pero terminó de banderillero con su hermano Antonio. Casado con Paquita Rico, murió en circunstancias extrañas, ajusticiado por su propia mano, abriendo el círculo infernal que aprisiona la historia de los Ordóñez y que continuó con la muerte de Paquirri en Pozoblanco, a los cuatro años de haberse separado de Carmina, la hija de Antonio, y luego con la de ésta, en el cadalso blanco y atroz de una bañera.

Antonio tomó la alternativa en 1951. Para muchos aficionados ha sido el mejor torero de todos los tiempos, el mejor de una portentosa generación de artistas clásicos y exquisitos: aparte de su cuñado Luis Miguel Dominguín, Julio Aparicio o Paco Camino, Pepe Luís y Manolo Vázquez, Bienvenida, Antoñete, Curro Romero... Y tuvo el detalle de negarse a torear con El Cordobés. Gesto de artista. Heredó de su padre la gran amistad con Hemingway, y también la tuvo con Orson Welles, cuyas cenizas reposan en la finca familiar de San Cayetano en Ronda, en un pozo, bajo los tilos.


Antonio Ordoñez
Antonio Ordóñez con Orson Welles

Pepe fue matador de efímera carrera. Según decían, era el mejor torero de todos ellos, mejor que Antonio. Pero en 1958 se retiró para dedicarse a otras actividades relacionadas con el toreo.

Y Alfonso, el menor de todos ellos, fue novillero, pero abandonó las funciones de espada para engrosar las filas de los subalternos, donde adquirió fama por sus excelentes maneras al banderillear.


Los hermanos Ordoñez Araujo
Los hermanos Ordoñez Araujo: Pepe, Alfonso, Antonio, Juan y Cayetano


Pero siguiendo con la Feria, para los mayores siempre fue y es un tiempo de rencuentro con familiares y amigos, tiempo sin prisas para acomodarse en la terraza de un buen chiringuito y, entre charla y charla, tomarse unas cervezas o mejor —según costumbre tan nuestra— una botella de vino con sifón para acompañar a unos pinchos morunos o unos chorizos, todo para hacer boca y en espera de la gente de la familia aún en edad de "montar", que a una hora determinada debían acudir a la mesa para cenar todos juntos y tomarse, ¡cómo está mandado!, abundantes raciones de pollo asado.


Chiringuitos de la Feria
Chiringuitos de la Feria. Mi familia

Los artilugios para asar que ahora nos parecen tan normales, en su día constituyeron un gran invento, que coincidió también con la puesta en marcha de las granjas avícolas y la producción masiva y el abaratamiento de los pollos. Antes se comían de Pascuas a Ramos, y aquello fue todo un acontecimiento. Era hasta entonces el pollo —y no hace tantos años— un producto de lujo, casi un animal mítico inaccesible para la mayoría. Sólo el gallo entrado en carnes se reservaba para algunos días de fiesta mayor, y la gallina vieja, superada su mejor etapa de ponedora, engordaba caldos y luego cedía sus carnes para croquetas.

Casi todos los bares del pueblo instalaban sus chiringuitos en la Feria. De algunos hay constancia fotográfica; de otros sólo propaganda, como es el caso de la taberna de La Gabina “Bar Bejarano” de la Plaza, que así se anunciaba:

Cuando llegue usted al Parque,
si llega con sofoquina, vaya a ver el tenderete
que allí tiene La Gabina
.

Bar Eugenio en la Feria
Bar Eugenio en la Feria

Chiringuito en la Feria
Habia mucho más ambiente de feria. Se bajaba por la mañana y no ahora que sólo es por la noche. Con tanta arboleda se
estaba fresquito y los mayores tomaban el aperitivo en los chiringuitos. Se ha perdido la magia, el encanto de entonces

El Casino Primitivo en la Feria
Al parecer, el Casino Primitivo sólo se instaló un año en la Feria. Aqui vemos en un periódo de descanso a camareros,
personal que ayudaba de la familia o parientes de los Cabañero (reposteros en el Casino) y a otras mujeres de la cocina

Los había que se instalaban en el Parque para todo el verano como el Bar Los Molinos de los Legaña, en un quiosco de obra que tenía dos barras, una hacia el interior de la Verbena, en la que tenían la concesión de la repostería, y otra hacia afuera, o El Moreno, que algunos años renunciaba a ir por las ferias de los pueblos con su caseta-bar y aquí lo teníamos durante unos meses. No faltaban intrusos, que sin ser profesionales instalaban un precario chamizo para sacarse unas pesetillas, a los que se añadían, ya en tiempos de Democracia, los instalados por los partidos políticos. Todo ello se sumaba a los buenas cervecerías que venían de fuera. Y sin olvidar al Bodegón El Rocinante que por los últimos años de los 70 abrió Consola Huertas hacia la mitad del trayecto entre el Tumbillo y el Parque, en la avenida de Agustín de la Fuente, en pleno ferial, con sus apartados independientes dentro de tinajas y su buena comida. Recuerdo que un año coincidimos allí cenando con José Luis Perales, que al poco actuaba en la Verbena Municipal.


Bar Los Molinos en el Parque
Bar Los Molinos en el Parque

Bar en el Parque
Terraza bar en el Parque

Quiosco bar de feriantes que venían de fuera
Quiosco bar de feriantes que venían de fuera

Terraza de bar en los últimos años de feria en el Parque
Terraza de bar en los últimos años de feria en el Parque

El Bodegón Rocinante
Bodegón El Rocinante ya cerrado desde hace años

Después del "pollastre" o lo que se terciara, lo propio era ir a por el chocolate y las porras, y con la andorga llena tomar animo para subir de vuelta a casa, despacito, examinando los puestos instalados unos detrás de otros a lo largo del paseo, comprando alguna cosa si fuera menester, que de ser juguetes la parada era obligatoria en El Bisutero, que para eso era del pueblo.


Churrería
Porras con chocolate

El Bisutero
Los chicos nos quedábamos medio lelos mirando tantos y tantos juguetes

Puesto de juguetes
Puesto de juguetes en los últimos años de feria en el Parque

Puesto de juguetes del Bisutero
Puesto de juguetes de Gregorio Cuesta El Bisutero y su mujer María. Fotografía del album familiar de su nieta Ana Iris Simón

Puesto de juguetes del Bisutero
Otra fotografía del puesto de juguetes de Gregorio El Bisutero. Album familiar

Nuestras madres se detenían mucho en los puestos de orzas, lebrillos y sartenes; pero no compraban, sólo ojeaban, Y es que la tradición inveterada en el pueblo era que las mujeres hicieran ese tipo de compras al día siguiente de acabar la feria, con lo cual, muchos feriantes se la pasaban a dos velas, a la espera de que el susodicho día compensara la espera.


Orzas y lebrillos
Orzas y lebrillos

Sartenes
Sartenes

Guarnicioneros
Los hombres tenían en los guarnicioneros los arreos para las caballerías

En el Tumbillo, al principio de la avenida de Agustín de la Fuente, acababa o empezaba la feria según se mirase, y allí era ineludible hacerse una fotografía montado en un poney o asomando la cabeza en uno de aquellos cartelones decorados con figuras de toreros, bailaoras, aviones... Junto a la puerta de don Honorio, el médico, solían montar también su tinglado los charlatanes, que vendían lotes de mantas, mantelerías, toallas y sábanas: "Ni quinientas, ni cuatrocientas ni trescientas. Al que diga ahora para mí, se lo dejo en doscientas y además le regalo un..."


Volando
¡Volando vamos!

Charlatan
León Salvador, famoso charlatan que se recorría media España de feria en feria

Por las noches, los cines de verano (el Ideal, el Imperio y luego también el Capitol) proyectaban películas especiales, de éxito, que habían estado reservando para esos días, y por el teatro Cervantes, o también al aire libre, en la Plaza, han pasado compañías de teatro o de revista con los mejores actores del momento, en gira por provincias después de haber estrenado en Madrid. Muy recordadas son las actuaciones de la compañía Tirso de Molina, bajo la dirección de nuestro paisano Manuel Manzaneque.


Manuel Manzaneque
Manuel Manzaneque

Para la gente joven, los chiringuitos de la feria eran una tentación, y confieso que un año, con mi amigo Andrés Esteso, el nivel de cerveza que ingerimos antes de entrar en la verbena hubiera dado superpositivo en cualquier prueba de alcoholemia.

El recinto de la verbena en el Parque fue al principio con un cierre provisional a base de postes de madera, emplazados cada cierto tramo para sujetar unos cañizos; luego con rasilla en plan basto, y terminó construyéndose de obra una agradable Pista Municipal permanente con jardín, que se ha ido renovando con los años y que después de ser utilizada durante mucho tiempo como discoteca juvenil ahora se sigue recurriendo a ella para eventos especiales.

La verbena en aquel coquetón recinto —Iribar, claro, de portero, y en la puerta de cuantos espectáculos hubiera organizados por el Ayuntamiento— era el remate a cualquier día de feria, y se esperaba con ganas durante todo el año. Hay que pensar que entonces teníamos la edad para los primeros devaneos con las chicas, y que la ocasión de bailar se reducía a los clásicos guateques, a las bodas o acudir al casi recién inaugurado Salón Hidalgo, en el Pozohondo, que nunca llegamos a considerar como discoteca. Era oportunidad de estrenarnos con los cubatas, de vestirnos con nuestras mejores galas —las chicas de largo—, y de ver actuaciones en directo.


Verbena del Parque
Antigua entrada al recinto de la Verbena Municipal del Parque

 los maestronic en la Verbena del Parque
Una formación de los Maestronic actuando en el recinto de la Verbena Municipal del Parque en 1968

 En la Verbena del Parque
¿Bailamos? Con mi novia Trini 0ssorio. 1970

 Actual Verbena Municipal en el Parque
Actual Verbena Municipal en el Parque

 Actual Verbena Municipal en el Parque
Actual Verbena Municipal en el Parque

Última feria en el Parque

Por la verbena han pasado las mejores orquestas de música bailable, que eran las que más nos gustaban, y actuaciones entre otros de: Los de Buenos Aires, Hermanas Benítez, Federico Jover, Los Jaguar, Los Maestronic, Diana Sorel, Santy con Nuevo Sonido, Cintia, Los Rivero, Los Roberts, La Polaca, Los Sirios, Trébol, Nelo Costa, Lecuona Cuban Bois, Tawata Show, Amazonas, Luciana Wolf, Cobla Amoga, Los Sonis, Los Mustang, Los Sirex, Los Cinco Latinos, Sara Montiel, Ana Belén y Víctor Manuel, Al Bano y Romina Power, Cruz y Raya, José Luís Perales, Martes y Trece, Antonio Molina, Rocío Jurado, Gabinete Caligari, Duncan Dhu, Mickey y los Tony´s, Tony Ronald, Orquesta Mondragón, Loquillo y los Trogloditas, Eugenio, Quique Roca, Cobla Amoga, Orquesta Amanecer, Jaime Morey, Basilio, Orquesta Santiago, Orquesta de Pedro Picasso, Los Versalles, Betty Missiego, Ángela Carrasco, Los Pecos, Elsa Baeza, Rocío Durcal, Juan Pardo, Paloma San Basilio, Manolo Escobar, Mocedades, Mary Trini, Mecano, Raphael, Alberto Cortez, Los Nikis y Glutamato Ye-Ye, Década Prodigiosa...


Los Mustang
Los Mustang

Amazonas
Amazonas. Actuaron en la feria de 1972

Loquillo y Los Trogloditas
Loquillo y Los Trogloditas

Las noches de feria, ya medio amaneciendo, se acababan tomando churros con chocolate, —en eso poco se ha cambiado— que siempre han sido el mejor remedio "para terminar de arreglarte el cuerpo".


Churrería
Churrería en los últimos años de feria en el Parque

Pero, como todas las cosas, la feria acababa, y la traca final siempre dejaba un sabor agridulce. Quedaba la "octava", que no nos perdíamos nunca; íbamos andando o en remolques, chicos y chicas, con comida y bebida, y allí en un lebrillo hacíamos zurra, que siempre era tradicional que a mí me sentara fatal. Toda la noche, después de ver las actuaciones de grupos folclóricos y de aficionados al cante locales o de los pueblos de alrededor —muchos años lo hizo la estupenda Mari Monreal, de Alcázar—, la pasábamos jugando, cantando y bromeando con las chicas, sin darnos apenas cuenta de cuándo el día empezaba a clarear.


La Octava del Cristo
Antiguo aspecto del santuario del Cristo de Villajos

En 1997, la Feria se despidió del Parque, desgraciadamente para los que añoramos esa época. Había quedado pequeño para las nuevas atracciones y era insostenible mantener su cuidado por el destrozo que los jardines sufrían en esos días. Es lo que dijeron. Así que, para el año siguiente, 1998, todo se trasladó al tremendo secarral del flamante Recinto Ferial, construido junto al Polígono Industrial del Pozo Hondo. Las nuevas generaciones no pueden hacer comparaciones con el Parque, pero…


El nuevo Recinto Ferial
El nuevo Recinto Ferial

En nuestros días y como lo ha hecho en los últimos tiempos, la Feria se inicia el 23 de agosto por la noche, tras la procesión de la imagen del Cristo de Villajos y el “cobetazo” en el balcón del Ayuntamiento. E inmediatamente, el desfile, con la reina y damas, autoridades, peñas y carrozas, gigantes y cabezudos, grupos yeyés y la banda de música Filarmónica Beethoven, se dirige hasta el Recinto Ferial, donde el alcalde y la reina de las Fiestas cortan la cinta inaugural y se procede al encendido de luces y al espectáculo de fuegos artificiales, “la Pólvora”, como decimos en Criptana. No faltan los tradicionales pasacalles mañaneros, los conciertos de la Filarmónica Beethoven en el Rincón del Conde, las actuaciones de cantantes o grupos musicales en el Auditorio (además de una Revista de Variedades para los mayores), compañías de teatro, actividades para los niños, paellas gigantes u otros guisos o degustaciones gratis para el personal, torneos deportivos, toros muy raramente y los bailes del vermut en la Plaza, novedad de los últimos tiempos. Y por supuesto, la fiesta de la Octava.

He aquí alguna muestra de unos u otros años:


Procesión del Cristo de Villajos
Procesión del Cristo de Villajos

El cobetazo
El "cobetazo"

Gigantes y cabezudos
Gigantes y cabezudos

Peñas y carrozas
Peñas y carrozas

Peñas y carrozas
Peñas y carrozas

Peñas y carrozas
Peñas y carrozas

Grupos yeyés
Grupos yeyés

Grupos yeyés
Grupos yeyés

la Filarmónica Beethoven
La banda de música

Reina y damas
Reina y damas

Las autoridades
Las autoridades

Inauguración de la feria
Inauguración de la Feria

Encendido de luces
Encendido de luces

La Pólvora
La Pólvora

El Ferial
El Ferial

Concierto de la Filarmónica Beethoven
Enorme gentío en los concieros de la Filarmónica Beethoven en la Plaza, en el Rincón del Conde

Baile del vermut
Baile del vermut

En el Auditorio han actuado entre otros, además de grandes orquestas de animación, el Dúo Dinámico (algo mayores, eso sí, pero que no se notaba por el impresionante equipo de sonido), Malú, Bertín Osborne, Marta Sánchez, Luis Muñoz, Zeus (hijo de Sara Montiel), La Guardia, Maestronic, Danza Invisible, La Frontera, Andy y lucas, Los Secretos, Extranjis, Hombres G, Fangoria…


Hombres G en el Auditorio Municipal
Hombres G en el Auditorio Municipal, dentro del Recinto Ferial

La primera Fiesta Yeyé fue un día de verano de 1988 en Las Musas. Y continuaron en invierno de ese año en “El Plan”, organizadas por su dueño, Paco Cruz El Bombi y por Jesús Martínez Manzaneque. Luego volvieron a Las Musas por Ferias, el día de la Pólvora, y empezaron a ganar la fama que hoy tienen. Tras finalizar la exhibición pirotécnica —numerosa gente la contempla desde el mirador del Cerro de la Paz— jóvenes y no tan jóvenes, ataviados los más con trajes y vestidos de la época, acuden para bailar hasta bien entrada la mañana al ritmo de los 60 y 70 con música seleccionada por algún renombrado Dj o con actuaciones en directo. Muchas veces lo han hecho los Maestronic, y ha sido estelar la colaboración del idolatrado José Manuel Angulo (“Córdulo”), antiguo vocalista del grupo.

Fiesta Yeyé en Las Musas
Fiesta Yeyé en Las Musas ya amaneciendo

Fiesta Yeyé en Las Musas
José Manuel Angulo ("Córdulo") rejuvenecido y transformado en el escenario

Esta Fiesta Yeyé ha adquirido tal importancia (se fletan incluso autobuses para acudir desde fuera) que se ha hecho global en todo el pueblo. Participan otros locales, los más jóvenes abarrotan las proximidades del recinto ferial por los chiringuitos y, sobre todo, está incluida en los festejos generales organizados por el Ayuntamiento, que instala un tremendo escenario en la Sierra de los Molinos para actuaciones de grupos o solistas con música de esos años o seleccionada por algún conocido Dj.


Fiesta Yeyé en la Sierra de los Molinos
Fiesta Yeyé en la Sierra de los Molinos

 Fórmula V en la Fiesta Yeyé en la Sierra de los Molinos
Fórmula V en la Fiesta Yeyé en la Sierra de los Molinos

 Los Maestronic en la Fiesta Yeyé en la Sierra de los Molinos
Maestronic, con la colaboración de Jose Manuel Angulo ("Córdulo") entre otros, en la Fiesta Yeyé en la Sierra de los Molinos

 El grupo Lo que diga Luisa en la Fiesta Yeyé en la Sierra de los Molinos
El grupo Lo que diga Luisa en la Fiesta Yeyé en la Sierra de los Molinos

La Octava
Y en la Octava, zurra y titos para todo el personal