entredosamores. criptana. joseflores
44     GALLINAS Y HUEVOS

i en las casas de antes, el cerdo era como una hucha en el que se invertía para luego recoger, las gallinas eran un complemento a la despensa familiar.

En la primavera, cuando alguna gallina empezaba a cluequear, se la separaba del resto y se le preparaba un nido aparte en una sera mediada de paja, en la que se ponían una docena o algo más de huevos, sobre los que se echaba la clueca para incubarlos, cubriéndola con una canasta vieja.


Gallina clueca
Gallina clueca

Todas las mañanas se la sacaba del nido, para que depusiera la gallinaza fuera, mientras se tapaban los huevos con algún paño; se le hacía comer hasta llenar el buche, y nuevamente se la colocaba en el nido para que empollara. A los 21 días, los pollitos empezaban a picar los cascarones y en dos o tres días salían todos. La ufana madre los protegía dulcemente bajo sus alas, defendía furiosamente con garras y pico contra quien intentase arrebatárselos, y escarbaba las basuras para que picoteasen hasta que espabilasen por su cuenta. En el otoño, las pollitas de mejor porte sustituían a las gallinas viejas, que pasaban a la cacerola. Los pollos, ya con kilos, también iban a la cocina, para días señalados, y el más vistoso se dejaba para gallo del corral, porque el del año anterior finalizaba su reinado en Navidad.

"¡Kikirikí! La Pascua llega, triste de nos; unos con tomate, otros con arroz".

La mamá gallina y los pollitos
La mamá gallina y los pollitos

Cuando se abrían las puertas de los corrales, llegaban las gallinas aleteando a nuestro encuentro, esperando el puñado de grano o los desperdicios de las comidas y migas de los manteles, y el primero el gallo, orgulloso, altivo, petulante, amo y defensor de todo el corral.

El sonoro "kikirikí" del gallo era el despertador en los pueblos todas las mañanas, y el cacareo de las gallinas, la señal de haber puesto un huevo.


Las gallinas y el gallo
Las gallinas y el gallo

En casas de agricultores, con las granzas de barrer las eras y graneros, desperdicios de cocina y el incesante picotear en basureros, cuadras y gorrineras, se mantenían más de una docena de gallinas, que abastecían de huevos la despensa.

En mi casa, en alguna ocasión hubo gallinas y su alimentación se reforzaba con piensos compuestos. Recuerdo que era un disfrute tenerlas, una alegría en el corral y mantenían limpio el basurero (en Criptana, barrancos). De pequeños, algunas veces cometíamos los hermanos la travesura de jugar con ellas, intentando cogerlas como si estuviéramos en un safari. ¡Se resistían las condenadas!, pero cuando las acorralabas, se asustaban y se acurrucaban. No me extraña el dicho de "eres más cobarde que una gallina". Luego mi madre se extrañaba que no pusieran huevos en varios días. Con los gallos era distinto, casi les teníamos miedo; tuvimos uno que nos tenía enfilado, se lanzaba sobre nosotros y nos picaba. Ideábamos, por supuesto mil maneras de defendernos.


Gallinero
El barranco gallinero de mi casa junto al retrete

A las gallinas se les cortaban los vuelos, las plumas largas de las alas (posiblemente venga de aquí la conocida frase), para que no aletearan y saltaran por una tapia baja a una casa vecina. Una tarde notamos que había aumentado el gallinero, y es que saltaron cuatro o cinco del corral de al lado.

El nido que teníamos en casa era una tinaja vieja, volcada, con algo de paja y un huevo de madera como señuelo. Una vez, por capricho o qué sé yo, se buscaron las bobas otro nido, un cuchitril escondido, y a mi madre le costó dios y ayuda dar con él, y cuando lo hizo se encontró con la sorpresa de que ya otras veces había sido utilizado por la cantidad tan tremenda de huevos que halló. Ante el peligro de que estuvieran malos, hubo que tirarlos.


Nido para los huevos
Nido para los huevos

Las gallinas se acuestan muy pronto, y en invierno mucho antes, al ir las luces de la tarde declinando, acurrucadas unas tras otras en palos que se tendían entre dos muros o en las vigas de un techado. "Tiene mas mierda que el palo de un gallinero", dice otra proverbial frase sacada del mundo del corral. Contaba mi madre que de pequeña hubo en España un eclipse total del sol, y que las gallinas, creyendo que llegaba la noche, atolondradas, se acostaron. Esa tontuna se aprovecha ahora de manera aviesa en las granjas avícolas para explotarlas: se encienden las luces a media noche y, creyendo las gallinas que llega el día...ponen el huevo; luego, se apagan las luces y vuelve de nuevo la noche, hasta que, con las primeras luces del alba, el incesante cacareo anunciara una nueva remesa de huevos.


Te acuestas como las gallinas
Te acuestas como las gallinas